Muchos nervios de abandono,
de pérdida, de encuentro.
De vernos en papeles raros,
como a futuro pero súper presentes.
Nervios de crecer.
Y en tanto nerviosismo...
en el baño dentro de nuestra escafandra
sonreímos.
El día fue nuestro.
Ahora duermo
en mi escafandra gigante,
todavía siento el abrazo matutino.
La noche es mía.
29Nov11